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El perfil del asesino, por Paul de River

15/07/2023

El perfil del asesino, por Paul de River

En un artículo anterior ubicamos el origen de la perfilación criminal en Londres a finales del siglo XIX, como reacción a los asesinatos de Jack el Destripador. Según Katherine Ramsland, «poco después hubo una [perfilación] en Francia y otra emprendida en Alemania contra un prolífico fetichista de la sangre». Lo cierto es que para comprender el estado actual de dicha técnica es importante conocer la evolución de la misma. Por dicha razón, y a falta de más información respecto a lo previamente referido por Ramsland, presentaremos otro caso de sumo interés: los asesinatos de Inglewood en junio de 1937, el perfil del asesino —realizado por el psiquiatra Joseph Paul de River— y la posterior detención de Albert Dyer, quien confesó ser el responsable de referidos crímenes.

Nuestras fuentes serán tres: un artículo de Ramsland (de donde hemos extraído la cita anterior), uno del diario Time y otro del escritor Robert A. Waters (aquí se puede consultar su página web oficial).

Las tres niñas asesinadas de Inglewood

Era 26 de junio de 1937. En la ciudad de Inglewood (condado de Los Ángeles, estado de California, EEUU), tres niñas habían salido con un picnic y a jugar a Centinela Park (desde 1997 renombrado Edward Vincent Jr. Park), cercano a sus domicilios. Se trataba de Madeline Everett (7 años), su hermana Melba Everett (9 años) y Jeanette Stephens (8 años).

Ya por la tarde, viendo que las niñas no volvían a sus casas, las madres empezaron a inquietarse. Cuando llegó la hora de la cena, la señora Stephens envió a su hijo pequeño Garth, de 7 años, al parque a buscarlas. Sin embargo, y desgraciadamente, las niñas no se encontraban allí. Así pues, una hora más tarde, los padres llamaron a la policía. Poco después de medianoche se inició una búsqueda comunitaria y la desaparición de las tres niñas se difundió por la cadena de policía de Los Ángeles. Y el domingo por la mañana se dio la alarma en todo el estado. Los investigadores empezaron a entrevistar a personas conocidas por frecuentar el parque

A primera hora de la tarde del lunes, cuatro Boy Scouts, formando parte de un ejército de voluntarios que estaba recorriendo el campo, pasaron por un barranco a unas dos millas de la carretera en Baldwin Hills. Allí, entre la maleza, encontraron los cuerpos sin vida de las tres niñas desaparecidas. Los tres cuerpos mostraban evidencias de estrangulamiento y el de Madeline también de agresión sexual (algunos informes afirman que las tres víctimas fueron sexualmente agredidas).

Una vez conocida la noticia, la policía inició una redada de presuntos delincuentes sexuales e intentó recabar posibles pistas.

¿Cuál fue el perfil del asesino elaborado por Paul de River?

A pesar de que la policía de Los Ángeles había puesto en marcha un gran dispositivo para dar con el asesino, se quedó sin poder avanzar con la investigación por falta de pistas. En dicha situación, llamaron al Dr. J. Paul de River para que realizara un análisis conductual del asesino basándose en las evidencias existentes.

Paul de River era un psiquiatra especializado en delitos sexuales. Fue fundador y jefe de la recién creada Oficina de Delitos Sexuales de la Policía de Los Ángeles, y a menudo operaba como consultor en escenas de crímenes que tenían un componente sexual.

El psiquiatra analizó los cadáveres en la morgue y visitó la escena del crimen. Había visto las fotos de la policía y sabía que las chicas habían sido colocadas juntas, boca abajo, con los vestidos subidos y sin zapatos. Estos zapatos habían sido colocados en fila, uno al lado del otro.

Basándose en su experiencia y en los datos recabados, Paul de River describió en su informe el perfil de la persona que la policía debía buscar:

Un sádico pedófilo de unos veinte años, soltero, de aspecto meticuloso y religioso. Probablemente esté arrepentido. Podría tener antecedentes por molestar a niños o ser conocido por frecuentar los lugares donde jugaban. El crimen había sido planeado y él sabía cómo acercarse a las niñas sin asustarlas. Estas habían confiado en él. Puede que incluso lo conocieran.

Albert Dyer confesó ser el asesino

Se entrevistaron a diferentes personas por frecuentar el Centinela Park. Mientras tanto, un tal Albert Dyer, de treinta y dos años, se presentó como voluntario para la búsqueda de las menores. Dyer llevaba una placa de la WPA (Works Progress Administration) y había trabajado como guardia de tráfico de la escuela primaria Centinela. Afirmaba conocer a las niñas, debido a su trabajo, y parecía preocupado por su desaparición.

Dyer se mantuvo cerca de los policías, ofreciendo teorías sobre el caso y dando órdenes a los buscadores. En cuanto supo que se habían descubierto los cadáveres, Dyer corrió al lugar de los hechos. Según la policía, se mostró histérico. Ante la multitud de espectadores que había en el lugar, empezó a gritar a los hombres que apagaran sus cigarrillos por respeto a los muertos. Se precipitó hacia donde yacían las chicas e insistió en ayudar a sacarlas.

El extraño comportamiento de Dyer en la escena del crimen llamó la atención de los policías y se convirtió en el principal sospechoso. Durante el interrogatorio, primeramente negó haber asesinado a las chicas, pero finalmente terminó por reconocer que era el autor de los crímenes.

Dyer confesó a la policía que los asesinatos tuvieron una motivación sexual y les explicó cuál fue el modus operandi para llevarlos a cabo. Declaró que antes había jugado en el parque con las niñas y que después las convenció para ir a cazar conejos. Una vez en el campo con dicho pretexto acompañado de las menores, Dyer cometió la fechoría. Después, en palabras del asesino, pidió perdón al Señor por lo que había hecho.

Dyer fue juzgado y condenado a la horca. Así murió en la prisión de San Quintín.

¿Albert Dyer encajaba en el perfil del asesino de Paul de River?

El psiquiatra Paul de River acertó en que se trataba de un sádico pedófilo y algo religioso. También fue acertada la afirmación de que debía ser alguien conocido que frecuentaba los lugares donde jugaban las niñas. Ciertamente, Dyer supo convencerlas sin asustarlas.

De todas formas, a diferencia del perfil del asesino realizado por Paul de River, Dyer contaba con 32 años, estaba casado y nunca había sido detenido por molestar a niños. Asimismo, el comportamiento posterior al crimen de Dyer reflejaba la alegría privada de un sádico más que la de un asesino arrepentido.

En conclusión, Paul de River no fue capaz de realizar un perfil plenamente acertado. Parece ser que nada de lo que dijo fue especialmente útil. No obstante, intentó utilizar un razonamiento estadístico basado en casos conocidos de sus archivos para interpretar los elementos de la escena del crimen y así, con el propósito de ayudar a la policía, elaborar un retrato psicológico del asesino. Hasta el momento nadie lo había hecho en EEUU.

Eñaut Uruburu Martínez

Détective privé & Psychocriminologue

Lyon | Dijon | Mâcon

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